RELACIÓN CON EL APRENDIZAJE BASADO EN PROBLEMAS Y EL APRENDIZAJE BASADO EN PROYECTOS
Relación con el aprendizaje basado en problemas y el aprendizaje basado en proyectos
El Aprendizaje Basado en Retos comparte características con el Aprendizaje Basado en Proyectos. Ambos acercamientos involucran a los estudiantes en problemas del mundo real y los hacen partícipes del desarrollo de soluciones específicas. Sin embargo, estas estrategias difieren en que en lugar de presentar a los estudiantes un problema a resolver, el Aprendizaje Basado en Retos ofrece problemáticas abiertas y generales sobre las cuales los estudiantes determinarán el reto que abordará.
Por otro lado, el Aprendizaje Basado en Retos también tiene similitudes con el Aprendizaje Basado en Problemas. Este último es una técnica de enseñanza-aprendizaje colaborativa en la que se plantea una situación problemática relacionada con el entorno físico o social. Una diferencia fundamental entre ambos enfoques es que el Aprendizaje Basado en Problemas a menudo utiliza escenarios de casos ficticios; su objetivo no es resolver el problema en sí, sino usarlo para el desarrollo del aprendizaje, el producto final puede ser tangible o bien, una propuesta de solución al problema.
Cuando hablamos de ABP podemos estar hablando de Aprendizaje Basado en Proyectos o en Problemas, pero aún lo es más si intentamos distinguir los dos planteamientos.
Tienen más puntos en común que diferencias, algunos autores incluso consideran que el Aprendizaje Basado en la Resolución de Problemas es un subtipo dentro de Aprendizaje Basado en Proyectos, indicando que “son las dos caras de la misma moneda”.
En ambos casos los alumnos se sitúan en el centro de la acción educativa, teniendo que resolver situaciones a través de su conocimiento, recursos, investigación y reflexión. El trabajo cooperativo es imprescindible, potenciando habilidades y destrezas claves para la vida adulta, así como competencias sociales, lingüísticas y comunicativas.
Para que estos tipos de aprendizaje tengan éxito, tanto el modo de plantear el tema como su elección es muy importante, debiendo de ser de interés para los alumnos, ya que dedicarán un tiempo, más o menos largo, a su elaboración. La motivación es fundamental.
Esta metodología de carácter inductivo, consiste básicamente en que cada docente actúa tutorizando a un grupo normalmente muy reducido de estudiantes, que se enfrentan a un problema encuadrado en la disciplina sobre la que están trabajando. Lo que confiere un carácter fuertemente innovador es que el alumnado tiene que:
- Identificar y seleccionar los materiales didácticos requeridos.
- Establecer la secuencia de aprendizaje.
- Participar en los correspondientes procesos de evaluación.
- Máxima involucración docente, dado que desaparece su papel directivo y termina por integrarse como un sujeto más en el seno del grupo de trabajo. Como señalan Bejarano y Lirio (2010), su rol se dirige a la facilitación, guía y tutoría (en la actualidad se emplea habitualmente el término coach), que es clave para el éxito del proceso de aprendizaje.
- La metodología se focaliza en el alumnado, quien desarrolla un aprendizaje activo de manera individual dentro del grupo (tal y como vimos al analizar las líneas de trabajo colaborativo). Se trata, por tanto, de un marco formativo autodirigido, en el que se aprende “de” y “con” el resto del grupo, tal y como observan Ortiz, Calderón y Travieso (2016).
- Los problemas constituyen el estímulo para el aprendizaje. A través de estos, el alumnado desarrolla sus habilidades para la resolución de cuestiones que se presentarán más adelante, en su realidad vital o profesional.
- En principio ha de ser real, o estar construido en base a información auténtica, y en conexión directa con los objetivos del curso. Esto garantiza la motivación intrínseca del alumnado. De todos modos, este planteamiento puede relajarse en ciertos casos.
- A diferencia de otros procedimientos, en el ABP los problemas y ejercicios se presentan antes que el material a aprender. Se trata de una de las distinciones más significativas del modelo, que confiere necesariamente un carácter activo al aprendizaje de los alumnos, tal y como se ha reseñado.
- Las técnicas basadas en problemas implican trabajar sobre los conocimientos y, en especial, sobre el propio proceso de aprendizaje. Recordemos que las teorías de aprendizaje cognitivo-constructivista señalan que el aprendizaje es más importante que la instrucción, por lo que se confiere mayor relevancia a dicho proceso. En este sentido interesa potenciar en el alumnado la elaboración de conjeturas, la destreza en la argumentación y, en general, las habilidades comunicativas.
- Las preguntas para desentrañar deberían, en principio, ser complejas y abiertas; es decir, establecidas en un marco amplio de análisis. También resulta idóneo que el problema se encuentre poco estructurado, con secciones con contenido solapado e, incluso, con apartados poco relevantes (que el estudiante deberá descartar), en consonancia con el carácter realista perseguido.
- La obtención de las soluciones requerirá la aplicación e integración de diversas disciplinas o materias.
Debemos, además, resaltar tres hechos:
Destacábamos anteriormente la importancia del problema como eje vertebrador de la metodología. Esto implica que dicho problema o la cuestión planteada debe cumplir las siguientes reglas:
Como hemos indicado, interesa orientar el problema hacia un estudio en forma colaborativa, aunque permitiendo aportaciones individuales.
En la siguiente figura recogemos ciertas actuaciones docentes que repercuten en el incremento de la calidad de los problemas trabajados mediante esta metodología:
Actuaciones recomendables del docente en ABP.
Los orígenes de esta metodología se encuentran en los planteamientos de la denominada Escuela Nueva, surgida a finales del siglo XIX y principios del XX como respuesta a los problemas educativos detectados en la enseñanza. Su principal representante es John Dewey, quien consideraba a cada estudiante como sujeto activo y principal del aprendizaje; también concedía especial relevancia a los valores sociales en el aula, dado que esta se percibía como una comunidad en la que preparar a los alumnos y alumnas para su desempeño en el colectivo.
Dewey planteó dos ideas centrales de la futura metodología Aprendizaje Basado en Proyectos:
- El aprendizaje se produce cuando el individuo se enfrenta a un problema en el desempeño de sus actividades habituales.
- El conocimiento corresponde a la acumulación del saber que se produce cada vez que se resuelve una problemática.
- Se persigue el aprendizaje mediante la investigación en grupo, durante un período de tiempo significativo (normalmente a largo plazo), sobre una cuestión o reto real y complejo, de interés para el profesorado y alumnado.
- La metodología resulta muy efectiva en grupos heterogéneos, con estudiantes con perfiles diferenciados: esto favorece el enfoque multidisciplinar, pero exige el refuerzo de la colaboración entre los integrantes.
- El ABP requiere la definición de un diseño de instrucción, así como la asignación de roles en el seno de los grupos.
- En paralelo el alumnado ha de adoptar ciertos compromisos relativos al proyecto:
- Elaboración rigurosa de las preguntas necesarias para abordar su resolución.
- Búsqueda autónoma de recursos.
- Adopción del modo de trabajo.
- Aplicación de la información.
- El proyecto se convierte en un elemento que favorece la reflexión y, en concreto, permite valorar la eficacia de las investigaciones realizadas y el alcance de la superación de las trabas existentes.
- Prepara al estudiante para trabajar en ambientes diversos y globalizados.
- La experiencia del ABP suele superar las propias limitaciones del aula y fomentar, por tanto, la motivación y creatividad del alumnado.
- Esta metodología permite la puesta en práctica de los conocimientos, habilidades y destrezas adquiridos durante la evolución del proyecto.
- También posibilita el entrenamiento de las habilidades comunicativas, asociado a la defensa de la solución obtenida.
- El tratamiento del proyecto por disciplinas: en este caso cada docente (actuando como guía) selecciona las disciplinas y los métodos que se utilizarán en el proyecto. Es decir, los grupos de estudiantes seleccionan la problemática y proceden a encontrar su solución dentro del marco indicado.
- En el proyecto por problemáticas sucede al revés: cada docente indica la problemática a considerar y los grupos tienen libertad para incorporar disciplinas y métodos diferentes.
- La formulación de una problemática se convierte en el punto de partida del proceso de aprendizaje. Estos problemas son abiertos, con más de una respuesta o solución, y simulan situaciones profesionales o vitales. Esto significa, además, que los contenidos se trabajan dentro de un contexto real, lo que, como hemos visto, fomenta la motivación de los estudiantes.
- Otro elemento motivante es que los alumnos y alumnas parten de su propia experiencia.
- Requieren un papel del docente como facilitador del aprendizaje.
- Los procesos de aprendizaje son autodirigidos. Por lo tanto, los objetivos de ambas metodologías se centran en el individuo.
- La cuestión problemática se presenta al principio del proceso, sin la introducción previa de elementos de ayuda.
- Se presta especial atención a hacer explícitas las relaciones entre teoría y práctica.
- El aprendizaje grupal tiene una fuerte presencia en ambas metodologías.
- Los estudiantes necesitan identificar distintas fuentes de información y contrastarlas.
- Los dos procedimientos permiten trabajar aspectos reflexivos y, sobre todo, conllevan una modificación de la evaluación.
- Ambas metodologías integran tres teorías fundamentales en la pedagogía moderna, tal y como se muestra en lo siguiente:
Características específicas del ABP | Características específicas del ABP |
La metodología se centra en el proceso de resolución. | El énfasis se establece en la obtención del producto, es decir, en el proyecto. |
Los problemas tratados no suelen ser excesivamente complejos ni abordarse durante períodos excesivos de tiempo. | Los problemas suelen ser complejos y exigir una amplia dedicación para su elaboración. Realmente, la materialización del proyecto exige la resolución de determinados problemas, que han de ser identificados previamente por el estudiante. |
A veces los retos se estructuran en forma de casos, que se van resolviendo con un orden fijado por el docente. Por ese motivo es habitual trabajar con un modelo de preguntas – guía. | El Aprendizaje basado en proyectos requiere la utilización del conocimiento y de las destrezas que se van adquiriendo a fin de obtener éxito en el proceso. |
Las cuestiones pueden ser de contenido teórico y responder a cierta idealización de la realidad. | Las problemáticas analizadas se extraen directamente de conflictos detectados en la realidad y, por ello, se suelen analizar mediante procedimientos del propio entorno profesional. |
La descripción de estas dos metodologías permite comprobar que comparten un mismo fundamento. Hemos sintetizado una revisión efectuada y otras aportaciones para relacionar los principales aspectos comunes.
Como podemos apreciar, muchas de estas diferencias son sutiles y, en general, resulta complejo o inapropiado intentar establecer una división rigurosa entre las dos metodologías. Los distintos elementos se complementan a la perfección y lo idóneo suele consistir en seleccionar las prácticas de ambos enfoques que mejor se ajusten a los objetivos perseguidos.
Realizado por: Liliana Lizet Francisco Negrete E Itzel Martínez Domínguez
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